Los habituales rebozados con huevo se pueden sustituir por rebozados de harina.
No sólo se trata de evitar el huevo, también hay que vigilar otros productos que pueden causar reacción alérgica al contenerlo como ingrediente.
Las alergias alimentarias afectan a alrededor del 7 % de la población y son más frecuentes en niños que en adultos. La alergia alimentaria es una respuesta exagerada del sistema inmune ante ciertos alimentos o aditivos alimentarios que considera peligrosos, aunque sean inofensivos. Las alergias pueden ser muy variadas y de aparición rápida o tardía. Los síntomas pueden aparecer solos o combinados después de comer incluso una cantidad muy pequeña del alimento. Hay reacciones leves que provocan urticaria, sarpullidos, enrojecimiento de la piel, conjuntivitis, irritación nasal, diarrea, vómitos, etc. Otras más graves se acompañan de dificultades respiratorias, inflamación de labios, lengua y garganta, bajada de tensión arterial, arritmias, etc. La anafilaxia es una reacción alérgica severa que afecta a todo el cuerpo y que se inicia de manera inmediata tras la ingesta o pocas horas después. No es muy frecuente, pero si no se recibe tratamiento médico de urgencia puede llegar a ser mortal.
Los alimentos que más alergias provocan son la fruta, el marisco, los frutos secos, las proteínas de la leche de vaca y el huevo. En concreto, el huevo es uno de los alimentos que, con más frecuencia, causan alergia en niños con menos de dos años.
Y cuando se tiene un hijo alérgico al huevo, ¿qué cuidados hay que tener? En primer lugar hay que saber que, tanto la clara como la yema, (aunque sobre todo la primera), pueden ser alergénicas al contener ovoalbumina, ovomucoide y lisozima, las proteínas que son la fuente más frecuente de alergia al huevo. También es importante saber que no sólo puede tratarse de alergia al huevo de gallina, sino también a los huevos de diversas especies de aves, como la codorniz o la oca.
En el supermercado, hay que estudiar la compra y leer con atención las etiquetas de los alimentos preparados. La normativa de etiquetado de alimentos envasados obliga al fabricante a indicar la presencia de cualquier sustancia potencialmente alérgica, sea cual sea la proporción. Pero cuidado porque muchos alimentos que causan alergia pueden aparecer con distintos nombres. Por ejemplo: el huevo puede citarse como albúmina, ovoalbúmina, lecitina, livetina, lisozima y otras denominaciones. También están prohibidos la mayonesa, el merengue, los huevos sólidos, el huevo deshidratado, el polvo de huevo y el ponche de huevo.
Algunos fármacos, aunque no son los que se suelen recetar a los niños, pueden tener lisozima. También hay que tener presente que algunas vacunas se han incubado en huevo. Por todo ello, es imprescindible que los profesionales de la salud que tengan contacto con el niño estén al corriente de que el niño es alérgico al huevo para evitar situaciones indeseadas.
En casa. Los habituales rebozados con huevo se pueden sustituir por rebozados de harina y leche con pan rallado. Las tortillas se pueden conseguir bastante ricas sustituyendo el huevo por una mezcla de harina de garbanzos y agua.
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