La mayor parte de la producción de vino en Estados Unidos se concentra en la costa Oeste.
La mayor parte de la producción de vino en Estados Unidos se concentra en la costa Oeste, especialmente en el estado de California. En particular, dos regiones presentan los niveles productivos más elevados: Napa y Sonoma. Juntas, copan más de la mitad de la elaboración vinícola nacional, lo que hace de dichas áreas las más competitivas del país norteamericano.
Sin embargo, no se debe menospreciar la producción de otras zonas, como los estados de Oregón y Washington –ambos en el noroeste del país, en el litoral del Pacífico-, que se encuentran en pleno auge. En particular, las regiones de Columbia Valley y Willamette Valley son de las más fructíferas de la región, y cuentan, además, con una industria turística importante. En los estados del sur, destacan Western Slope en Colorado y Hill Country en Texas. Por último, en la costa Este despuntan Virginia, Pensilvania o Nueva York –en especial, la zona de Finger Lakes, cuya producción ha repuntado un 13% durante el pasado año, según New York Wines-.
La principal consecuencia de este creciente número de regiones productivas, y la producción local en alza, es puramente económica. Cuando el número de bodegas crece, y éstas incrementan su producción, tiende a haber una bajada considerable de precios, debido al aumento en la oferta.
Desde el punto de vista de los vinos importados, esta coyuntura se puede observar desde dos perspectivas. Por un lado, si se considera que las referencias compradas en el exterior y las nacionales compiten por segmentos muy diferenciados, dicha bajada de precios no debería afectar a las importaciones. Por otro lado, si se entiende que rivalizan en el mismo mercado, este descenso puede complicar la posición competitiva de los vinos importados.
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