Uno de los platos más ligados a la Semana Santa es la Mona de Pascua.
El pan es un producto cada vez más utilizado como recurso gastronómico dentro de la cocina española durante todas las épocas del año, pero en Semana Santa es una de las celebraciones donde cobra mayor protagonismo. Su asociación a la Pascua se debe históricamente a la necesidad de aprovechar el pan que sobraba durante la época de vigilia, los días en los que las costumbres cristianas prohibían el consumo de productos cárnicos.
Entre los platos más populares y tradicionales de Semana Santa se encuentra la Sopa de ajo. Un plato típico de la cocina castellana y leonesa elaborado, fundamentalmente, con agua o caldo, trozos de pan duro, ajo y pimentón, entre otros ingredientes básicos. Se trata de un plato austero adecuado a las costumbres religiosas, que aparece por primera vez documentada en el siglo XVIII, cuya textura y composición recuerda mucho a la estética y sobriedad de estas fechas.
En numerosos pueblos españoles también es muy popular el “Pa torrat'' de Viernes Santo. Un plato que consiste en dos rebanadas de pan tostado al horno acompañado de ajos y aceite cuya tradición se origina en la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad de Crevillent (Alicante). En concreto, este plato se daba a los portadores de los pasos para que recuperaran fuerzas durante la procesión de Semana Santa lo que le confirió su asociación a estas fiestas.
En Cataluña y las Islas Baleares se puede degustar otra de las recetas típicas de Pascua, la tradicional Coca. Un plato que surge como aprovechamiento de la masa de pan que no se había “hinchado” durante el “proceso de fermentación”. En vez de desechar esta masa, las amas de casa lo cocían plano, y le añadían diversos condimentos convirtiendo a la coca tanto en un plato tanto dulce como salado. En sus inicios este plato se asociaba a la Semana Santa, actualmente, es un alimento que se consume durante todo el año.
Otro de los platos más ligados a la Semana Santa es la Mona de Pascua, un postre típico de las regiones murciana, valenciana, catalana, aragonesa y castellano-manchega. Por tradición, el Domingo de Pascua el padrino le regala a su ahijado una ‘mona’ que se degusta el Lunes de Pascua en familia como símbolo de que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado.
Se trata de un postre elaborado con la misma masa que el pan -harina, agua y levadura- a la que se le añade varios huevos y azúcar. Es típico introducir en el centro un huevo crudo pintado de colores como elemento decorativo.
La torrija, el plato estrella de Semana Santa
Aunque si hay un plato tradicional en Semana Santa ese es la Torrija, un dulce de origen humilde elaborado con pan que ha adquirido mucha relevancia como postre, especialmente, durante Semana Santa.
Su receta básica consiste en una rebanada de pan, generalmente elaborado varios días antes, que se empapa en leche – previamente aromatizada con una rama de canela y una corteza de limón-, se reboza en huevo y se fríe en abundante aceite. Tras ello, se espolvorea con una mezcla de canela y azúcar glas.
No obstante, las tradiciones, la cultura y las características culinarias de cada región han introducido diversas variantes respecto a los ingredientes de este postre, lo que le proporciona un carácter propio y característico de cada gastronomía. Entre sus variantes destacan su preparación y aromatización con licor, miel o almíbar.
En definitiva, el pan es en un alimento muy utilizado en la gastronomía de estas fechas. De hecho, son muchos los cocineros con Estrella Michelin que han realizado creaciones sobre las recetas históricas de la cocina de Semana Santa.
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