Las dietas «detox» o depurativas no tienen ninguna evidencia científica.
No son nuevas, pero se van reinventando. A diferencia de otras, no prometen solo perder peso sino «depurarnos» por dentro. Son las denominadas dietas «detox». Si antes fue el jarabe de arce, la piña, la alcachofa o el limón, ahora lo que se lleva son los batidos verdes. Están hecho a base de frutas y verduras y según la que predomine pueden tener otros colores vivos. Los han puesto de moda algunas «celebrities», que hablan públicamente de sus beneficios o se dejan fotografiar con ellos en la mano mientras hacen sus actividades cotidianas. Existe incluso un régimen que propone estar hasta tres días bebiendo solo estos batidos.
Pero, ¿realmente tiene algún sentido someterse a este tipo de «curas» de desintoxicación? «El único sentido que tienen este tipo de dietas es el comercial. Lo que hacen cuando hablan de limpieza o depuración es lanzar un mensaje muy atractivo a la gente, pero sin fundamento científico», asegura a ABC el doctor Fernando Goñi, endocrinólogo del Hospital de Basurto y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Para el experto, lo más peligroso de ellas es que «no hay control médico».
Aunque utilizan palabras «muy mágicas», señala el doctor, como «natural», «toxina» o «limpieza», la realidad es que «no limpias ni depuras nada». El cuerpo ya tiene sus propios mecanismos para eliminar las sustancias de desecho del metabolismo. «El hígado y el riñón son los principales depuradores del organismo y no haces que trabajen mejor por tomar zumos. Ningún alimento tiene propiedades depurativas», explica a ABC la endocrinóloga Irene González, que recuerda que para que estos órganos funcionen bien necesitan «energía», por lo que el ayuno o semiayuno que preconizan algunos planes «detox» no tienen ningún sentido.
Los que las utilizan para librarse de algún kilo de forma rápida pueden tener éxito, pero solo a corto plazo. «Se baja de peso porque prácticamente no comes, pero son actuaciones agresivas, poco sanas e ineficaces. Cuando dejas de hacerlo, lo recuperas», advierte el doctor Goñi. Si las dietas son a base de zumos, sopas o de otros productos con mucha agua, lo que se pierde básicamente es líquido, pero no grasa. Tampoco existen alimentos que «barran» o quemen la grasa, aunque popularmente se haya dotado de este poder a frutas y verduras como el limón, el pomelo, la piña o la alcachofa. Ninguno de ellos la descompone ni favorecen su excreción, porque la grasa no se orina. La única manera de librarnos de ella es con una alimentación equilibrada baja en calorías y deporte.
Aunque nos parezca que tomar solo licuados de frutas y verduras no puede ser perjudicial, los expertos advierten de que es un régimen desequilibrado, que puede provocar flatulencias, hipoglucemia y diarrea. «Algunos incluso producen acidez. Tres días bebiendo zumo de limón machaca la mucosa gástrica», advierte Antonio Luis Villarino, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación.
Si lo que quiere es poner su cuerpo a punto, no existen milagros, la receta es una dieta equilibrada, ejercicio, moderación con el alcohol y no fumar.
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