La obesidad infantil tiene consecuencias a largo, medio y corto plazo.
Estudios recientes alertan del aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad infantil en España y Europa, un problema que profesionales del sector sanitario, como la investigadora del CIBERobn y médico especialista en pediatría Rosaura Leis, califican como “la gran pandemia” de la época actual.
El índice de masa corporal (IMC) es el indicador aceptado internacionalmente para calcular un exceso de grasa en los adultos y la fórmula es una sencilla ecuación -kg/m2-, de la que se puede extraer el grado de gravedad de la obesidad.
La doctora Leis, médico en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), ha explicado a EFE que, en el caso de los niños, se considera que un menor tiene sobrepeso cuando el IMC se encuentra por encima del percentil 85, obesidad si sobrepasa el 95 y obesidad mórbida si supera el percentil 99.
El percentil es el valor del elemento que divide una serie de datos en cien grupos de igual valor o en intervalos iguales.
El director del Instituto de Obesidad (IOB), Adelardo Caballero, coincide con la investigadora gallega en que “son muchas las causas” que convergen para que España sea “el país con mayor prevalencia de obesidad infantil en toda Europa”, con un crecimiento “mucho más rápido” que el de EEUU en los últimos veinte años, al pasar del 30 % al 65 % de tasa de obesidad infantil.
En cuanto a las causas, la doctora Leis apunta que el 95 % de los casos de obesidad infantil responden a “una predisposición, a causas genéticas y al ambiente”.
Menciona factores como “la alimentación, la escasa actividad física y la inactividad”, y considera estas dos últimas como independientes, ya que a consecuencia de la inactividad o el “ocio pasivo”, además de no gastar energía se consumen “alimentos que no siempre son saludables”.
Ambos expertos coinciden en que “los países del sur de Europa”, principalmente España y Portugal, cuenten con “una mayor prevalencia de obesidad”, a pesar de constar con sus reconocidas “dietas atlántica y mediterránea”.
Por comunidades autónomas, Caballero sostiene que son también las del sur de España, como Andalucía, Murcia o Canarias, las que cuentan con mayores niveles de obesidad.
La crisis no ha mejorado la alimentación
Por otro lado, la investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) indica que “varios estudios han definido la obesidad como la enfermedad social”, dado que “las mayores prevalencias de obesidad se dan en los niveles -sociales- más bajos”.
Y, prosigue, aunque “creíamos que con la crisis las familias volverían a las comidas tradicionales, vemos que van a las calorías más baratas, mientras que los alimentos que más aumentaron su precio son los más saludables”.
La obesidad infantil “tiene consecuencias a largo, medio y corto plazo”, añade la doctora Leis, y “supone un alto riesgo para la pervivencia de nuestro sistema sanitario”; Caballero aboga por una “concienciación colectiva” de que nos encontramos ante “un problema difícil y de larga solución” que, no obstante, es “reversible siempre”.
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