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Lactancia materna: Mitos

Alimentar a un hijo es uno de los primeros actos de amor entre una madre y su bebé, sin embargo existen muchos mitos que rodean a la lactancia materna.

03/06/2014 El País, Uruguay

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la leche materna es el principal recurso de nutrición en el primer año de vida.

 

La lactancia debe ser uno de los procesos más importantes para la unión entre una madre y un hijo. Es un acto donde no sólo influyen factores fisiológicos, sino que también la cercanía y la continuidad. Y las mujeres tienden a hacerlo sólo por instinto.

Cuando se da a luz, nacen una serie de dudas que resolver y mitos que derribar y son principalmente las madres, amigas, primas y tías que tienen hijos las que dan cientos de consejos diciéndote lo que debes o no hacer.

Pero para que ello no ocurra, en conjunto con la enfermera matrona, consultora en lactancia y coordinadora del programa “Protagonista de mi parto” de la Clínica San Carlos UC de Chile, Francisca Orchard, enumeramos y reparamos 15 mitos comunes que existen sobre la lactancia.

Mito 1: Amamantar frecuentemente al niño reduce la producción de leche, produce un reflejo de eyección débil y el fracaso de la lactancia.

La producción de leche está relacionada con la frecuencia de mamadas y la cantidad de veces que la glándula se vacía.La producción de leche funciona en relación a la demanda, es decir, entre más le pido producir, más leche me da.

Mito 2: Una madre necesita amamantar únicamente de cuatro a seis veces cada 24 horas para mantener una buena cantidad de leche.

Las investigaciones nos han mostrado que cuando la madre amamanta precozmente (dentro de la primera hora post parto) y frecuentemente (8 a 12 veces en las primeras semanas), la producción de leche se ve aumentada, su hijo incrementa mejor de peso y hay una mayor probabilidad de que su lactancia sea más prolongada.

Mito 3: Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar.

Mientras que muchos niños mayores pueden obtener la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no se puede generalizar para todos. Los recién nacidos, que están aprendiendo a mamar y no siempre son eficientes en la succión, a menudo necesitan mucho más tiempo para alimentarse. Más que mirar el reloj, permite a tu hijo tomar todo lo que quiera hasta que muestre señales de saciedad, como el auto-desprendimiento, y sus manos y brazos relajados. Aprende a mirar cuando tu hijo dice “ya no quiero más”.

Mito 4: Es la cantidad de leche que el niño consume, no si es leche materna o de fórmula, lo que determina cuánto tiempo aguanta un niño entre dos tomas.

Los niños amamantados tienen tiempos de vaciamiento gástrico más rápido que los alimentados con fórmula –aproximadamente 1,5 horas frente a un máximo de 4 horas–debido al menor tamaño de las moléculas de proteína en la leche humana. Mientras que la cantidad es un factor en la determinación de la frecuencia de alimentación, el tipo de leche es igualmente importante. Los estudios antropológicos de la leche de los mamíferos confirman que los bebés humanos estaban destinados a ser alimentados con frecuencia y lo han hecho a lo largo de la mayor parte de la historia.

Mito 5: Nunca despiertes al niño que duerme.

Aunque la mayoría de los niños harán saber el momento que necesitan comer, en el período de recién nacidos algunos son más flojos y no pueden despertar suficientemente por sí solos. La mamada poco frecuente puede ser causada por falta de madurez del niño, ictericia, partos traumáticos, medicamentos maternos o sobreuso de chupete.

Mito 6: El metabolismo del niño se encuentra desorganizado al nacer y requiere que se le imponga una rutina u horario para ayudar a resolver esta desorganización.

Desde el nacimiento los niños tienen patrones de alimentación, sueño y vigilia. No es un comportamiento desorganizado, sino más bien refleja las necesidades específicas de esta etapa de la vida. Con el tiempo los niños van adaptando sus ritmos al ambiente que los rodea sin necesidad de entrenamiento.

Mito 7: Las madres lactantes deben usar siempre ambos pechos en cada toma.

Es más importante dejar que el niño termine el primer pecho primero, incluso si eso significa que él no tome del segundo pecho durante esa mamada. La leche de una mamada no es igual todo el tiempo. Sabemos que la leche inicial es rica en agua y azúcares y al final es más rica en grasas. En la medida que la glándula es drenada se accede gradualmente a esta última leche. Si pasas a la segunda mama antes de terminar con la primera, el niño puede llenarse con la primera leche baja en calorías de los dos pechos en vez de obtener el equilibrio normal de inicio y final, con la consecuente insatisfacción infantil y poco aumento de peso.

Mito 8: Si un niño no aumenta bien de peso, es posible que la leche de su madre sea de baja calidad. Las leches de baja calidad no existen.

Las bajas de peso tienen mucha más relación con una menor producción de leche, por poco frecuencia de mamadas o con una mala técnica de acople del niño al pecho materno.

Mito 9: Cuando una mujer tiene escasez de leche, generalmente se debe al estrés, la fatiga o el bajo consumo alimenticio y de líquidos.

Las causas más comunes de problemas en la cantidad de leche son las tomas poco frecuentes y/o el mal acople del niño al pecho. El estrés, la fatiga o la desnutrición son raramente causa de la insuficiencia del suministro de leche, porque el cuerpo tiene muy desarrollados mecanismos de supervivencia para proteger al lactante en tiempos de escasez.

Mito 10: Una madre debe tomar leche para producir leche.

Una dieta saludable de verduras, frutas, granos y proteínas es todo lo que una mamá necesita para proporcionar los nutrientes adecuados para producir la leche. El calcio se puede obtener de una variedad de alimentos no lácteos, como las verduras de color verde oscuro, semillas, frutos secos y pescados. No hay ninguna relación en tomar leche de otros mamíferos para aumentar la propia. Procura tener una dieta balanceada y una adecuada hidratación.

Mito 11: Las madres no deben prestarse a ser el “chupón” de su hijo.

Los niños ocupan muchas veces el pecho como parte de un proceso natural de conocimiento y confort entre madre e hijo. Los chupetes son literalmente un sustituto para la succión cuando la madre no puede estar disponible. El uso del chupete en periodos tempranos de la lactancia está vinculado a menor duración del periodo de amamantamiento, ya que interfiere con la frecuencia de las mamadas y en la correcta técnica de agarre al pecho.

Mito 12: La lactancia frecuente puede dar lugar a la depresión postparto.

La depresión postparto es causada por múltiples factores. Puede tener sus orígenes en la fluctuación de las hormonas después del parto, desbalances químicos, predisposición genética, baja autoestima y otros. Puede verse agravada por la fatiga y la falta de apoyo social. Actualmente para algunos autores la lactancia es una práctica que puede disminuir el riesgo de depresión.

Mito 13: Algunos niños son alérgicos a la leche materna o intolerantes a la lactosa.

La leche humana es la sustancia más natural y fisiológica que el niño puede recibir. La mayor frecuencia de alergias a la leche –hoy por hoy una patología que está bastante sobre diagnosticada– está dada a la proteína de la leche de vaca (APVL) y no específicamente a la leche materna. Si el niño presenta signos de alergias o intolerancia, debe ser visto por su médico especialista, quien hará una evaluación y probablemente dará instrucciones para eliminar de la dieta materna aquella sustancia que pudiera estar provocando la alergia.

Mito 14: La lactancia demasiado frecuente causa obesidad cuando el niño crece.

Las últimas investigaciones nos muestran que la leche materna tiene un factor protector en la obesidad y por lo tanto disminuye el riesgo de ser obeso en el futuro. La promoción de la lactancia prolongada es una de las medidas que se aplica para impactar positivamente la salud de los niños en el ámbito de la nutrición.

Mito 15: La lactancia prolongada más allá de los 12 meses del niño carece de valor, ya que la calidad de la leche materna empieza a deteriorarse a partir de los seis meses de vida.

La leche materna es un fluido cambiante y su composición varía de acuerdo a la edad del niño. Aunque el niño comience con la introducción de sólidos a partir del 6° mes de vida, la leche materna sigue siendo el principal recurso de nutrición en el primer año de vida. Actualmente la recomendación de la OMS, del Ministerio de Salud de Chile y de la Comisión de Lactancia Materna es mantener la lactancia exclusiva por 6 meses sin adición de sólidos ni otros líquidos; luego, introducir paulatinamente los alimentos y continuar con lactancia mixta hasta los 2 años o el tiempo que madre e hijo así lo quieran.

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