La ingesta de agua, jugos o caldos durante los primeros meses reducirá la absorción de hierro.
El hierro es el combustible que les da a las neuronas la energía suficiente para desarrollarse, crecer y ser utilizadas en el proceso de aprendizaje. También alimenta el crecimiento del cuerpo y ayuda a crear la protección contra las infecciones.
Aunque es importante en cualquier época de la vida, su labor es indispensable entre los 6 y 12 meses de edad, un período clave en el crecimiento infantil.Si el bebé no tiene los niveles adecuados de hierro, no se va a desarrollar como debiera, va a ser más propenso a sufrir infecciones y a comprometer su desarrollo cognitivo para toda la vida.
“Las secuelas que deja la anemia en esta edad no se pueden recuperar. La velocidad de crecimiento en los niños es mayor en su primer año de vida, cuando aumentan el 50 por ciento de su talla. Luego el crecimiento sigue, pero más lento. Lo peor es que cuando lleguen al colegio no van a tener la capacidad de producir”, explica Gilma Olaya, profesora asistente de la Universidad Javeriana con doctorado en nutrición infantil.
Según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia, Ensin, uno de cada 6 niños de 1 a 4 años de edad y 1 de cada 6 mujeres embarazadas de la muestra presentan anemia, una cifra alarmante por el daño permanente que deja esta enfermedad.
Señales de alarma
El problema es que la anemia por deficiencia de hierro es un enemigo silencioso porque sus síntomas así lo son. No produce dolor y se necesita ser muy buen observador para detectarla, sobre todo en los bebés. Decaimiento, inapetencia, somnolencia y palidez –más visible en las palmas de las manos– son las señales que delatan esta enfermedad.
Para completar, cuando el cuerpo empieza a notar deficiencia en el suministro de hierro acude a sus depósitos, por lo que el examen de hemoglobina puede resultar normal.
“Es como cuando uno no tiene dinero y acude al cupo de sobregiro”, explica la profesora Olaya. “Por eso, niños que estaban anémicos pueden pasar desapercibidos, a no ser que se les practique exámenes como la ferritina”, señala Olaya.
Alimentación, la clave
Para que un niño nazca con buenas reservas de hierro, la mamá debe tener una buena alimentación, ya que en el último trimestre de gestación es cuando se acumulan las reservas para los primeros seis meses de vida.
Durante estos primeros meses los niños deben recibir exclusivamente leche materna. “Si le doy alimentos distintos, como agua, jugos o caldos, la absorción del hierro que tiene la leche materna se baja”, explica Olaya.
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