Los enfermos de bulimia, tras los atracones, se provocan el vómito.
La anorexia y la bulimia en México afectan a siete de cada 10 personas de 1 a 24 años de edad, mayoritariamente del sexo femenino, según los reportes de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud (SSA) a los primeros cinco meses de 2014.
Ambos padecimientos se enlistan dentro de los llamados desórdenes alimenticios y entre enero y mayo pasados se atendieron en hospitales de la propia SSA, del DIF, IMSS, ISSSTE, de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Marina Armada de México (Semar), 835 casos, de los cuales 601, equivalentes al 71.97 por ciento fueron de niñas y mujeres, por sólo 234 de varones.
La anorexia consiste en dejar de comer por el miedo a subir de peso y se caracteriza por someterse a dietas rigurosas y actividad física excesiva. Algunas consecuencias por padecer esta enfermedad, son: depresión, irritabilidad y baja autoestima, pues quienes la presentan sienten estar obesos y su deseo obsesivo es mantenerse delgados.
También a nivel físico hay consecuencias. Entre los hombres es causa de impotencia sexual o eyaculación precoz, mientras en las féminas se tienen problemas hormonales y trastornos menstruales.
En tanto, la bulimia es cuando el enfermo ingiere grandes cantidades de alimentos, lo que puede conocerse como “atracones”, seguida de la provocación de vómito o la ingesta de laxantes para acelerar el tránsito intestinal. Entre sus alteraciones más frecuentes se encuentra la disminución de nutrientes como potasio y hierro, lo cual puede derivar en una anemia severa.
Precisamente debido a que se esconden para vomitar o tomar laxantes, es más difícil de detectar, aunque una señal de alarma es que durante las comidas van con frecuencia al baño. Otros signos que pueden alertar a los padres de que sus hijos sufren de un trastorno alimenticio, son el de someterse de manera constante a dietas o consuman muy poco alimento durante la comida, desayuno o cena; además de otros visibles como la baja de peso y debilidad por un cuadro de anemia, por lo cual es necesario acudir con especialistas para brindarles el tratamiento respectivo.
Algunas de las medidas preventivas que pueden tomar los padres para tratar de evitar que sus vástagos presentes anorexia y bulimia, es desde pequeños fomentarles una buena alimentación, acompañada de la actividad física.
Por rango de edad, de 1 a 4 años se atendieron en hospitales públicos del país en el citado periodo, a 78 pacientes, cerca del 10 por ciento del total de registros. De 5 a 9 años hubo 99; de 10 a 14 sumaron 163; 171 de adolescentes de 15 a 19, que fue el de más casos, justo en la transición de la secundaria a estudios de nivel medio superior.
De 20 a 24 años de edad, alcanzó 77 personas; de 25 a 44 años, 133, y de 45 años en adelante disminuyen, pues representaron el 13.53 por ciento de la totalidad, donde los mayores de 65 años reportaron 39 casos.
Baja California registró más pacientes por esos trastornos alimenticios, con 96, y junto a Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Hidalgo, Distrito Federal y Veracruz, representaron poco más de la mitad, al contabilizar el 52.33 por ciento a nivel país. Michoacán presentó 23 casos, apenas el 2.75 por ciento nacional.
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